
Algunas reflexiones del liderazgo ético en las organizaciones sociales
Algunas reflexiones del liderazgo ético en las organizaciones sociales
Categoría
Fecha
9 abril 2025
Entendemos el liderazgo como una intervención activa y compartida, donde no hay un “pastor” que guía a las “ovejas”, sino un grupo de personas que se compromete, colabora y pone su energía en lograr un propósito común. El liderazgo, más que un rol individual, es una dinámica colectiva orientada a la acción. El líder es un catalizador, un facilitador, un mediador entre la meta y el esfuerzo, entre el grupo y sus logros, entre la causa y los valores de la organización y entre su proceder y resultados.
En esta aceptación del grupo de la persona como líder existe una dimensión del liderazgo imprescindible que tiene que ver con la ética del ejemplo, y que podemos definir como una «demostración de conducta» a través de acciones personales y relaciones interpersonales, así como la «promoción de la conducta» a través de la comunicación bidireccional, el refuerzo y la toma de decisiones con el equipo.
En el fondo, el primer liderazgo que se ejerce es con uno/a mismo/a, y esta será la medida del liderazgo que se puede ejercer hacia los demás: honradez, confianza, coherencia, dimensión moral. Todo esto hace que, para los demás, se convierta en referente y/o modelo. Y desde ahí, surge de forma natural un liderazgo aceptado por el grupo, que después necesitará ser orientado a la acción.
¿Cómo podemos comenzar a valorar nuestro grado de liderazgo ético? Os proponemos un análisis personal de tres dimensiones:
- Coherencia con lo que decimos… que tengamos un mismo mensaje para todas las personas, que sopesamos nuestra manifestaciones públicas o privadas, que respetemos a los demás sin difundir rumores, etiquetas o estereotipos, que seamos sensibles ante dificultades de los demás.
- Coherencia con lo que hacemos… que cumplamos con lo previamente acordado y con los compromisos adquiridos, que tengamos una acción integradora, que busquemos una ganancia del grupo más que una ventaja individual.
- Coherencia en cómo valoramos… que demos el mérito a quien lo tiene y que reconozcamos el esfuerzo y la implicación de todas las personas, independientemente del resultado.
Esto no implica que todo lo que hagamos sea perfecto, equivocarse o sencillamente no tener la respuesta, es un resultado que sucederá con más o menos frecuencia. Lo relevante es tener la escucha suficiente y la mente abierta para reconocer estas situaciones y aprender de ellas.
El compromiso o el anglicismo “engagement” que se utiliza con frecuencia, es especialmente relevante en las organizaciones sociales. Para las personas que trabajan en estas organizaciones, la identificación con los valores y la causa, es un importante vínculo de pertenencia e implicación.
En muchas organizaciones se habla de liderazgo, pero pocas veces se detienen a mirar con profundidad qué tipo de liderazgo se está ejerciendo. ¿Es un liderazgo ético? ¿Coherente? ¿Cuidadoso? Y la pregunta más incómoda: ¿es el mismo liderazgo que ejercemos hacia afuera que hacia adentro?
Quizá nunca nos hemos detenido a pensarlo. Tal vez damos por hecho que “hacemos las cosas bien” solo porque nuestras intenciones son buenas. Pero la ética en el liderazgo no se trata solo de tener buenos valores en abstracto, sino de cómo se ejercen o materializan en las decisiones diarias, en las relaciones y en la manera en que se comunica.
A veces, sin darnos cuenta, tenemos una actitud impecable con las personas usuarias o beneficiarias, pero no aplicamos los mismos principios cuando se trata del equipo de trabajo. Exigimos empatía, escucha y respeto hacia afuera… pero hacia adentro hay silencios incómodos, formas poco cuidadas o falta de espacios para el diálogo real.¿Cuidamos tanto el fondo como las formas cuando hablamos dentro de la organización? ¿Cómo son nuestros correos, nuestras reuniones, nuestras conversaciones difíciles? La ética también está en los pequeños gestos, en los tonos, en los tiempos, en cómo se da (o se evita) una devolución.